Ahorrar sin ir al súper

Diari ARA. Enero 2012. Gustavo Duch

Me sorprendió la afirmación de Guillermo de la Universitat Politècnica de Valencia adelantando resultados de una  investigación, «las personas que desde sus convicciones políticas, éticas y ecologistas adquieren sus alimentos en cooperativas de consumo, gastan menos dinero en el capítulo alimentario que otras familias». El sustancioso comentario de Guillermo requería madurarlo a fuego lento, porque aunque no es en la comida donde hoy la mayoría de familias gasta más dinero (la canasta de alimentos supone un 20% de los gastos totales como media), éste sigue siendo uno de los capítulos donde ponemos más atención al desenfundar la cartera o el monedero.

La primera de las razones de dicha afirmación radica en el lugar donde decides comprar, y alejarse de las grandes superficies parece ser que es ahorrador. Su publicidad nos atrae con los llamados ‘productos tractor’, aquellos que suelen sondearse para decidirse por un establecimiento u otro antes de salir a la compra. Pero los precios ventajosos que marca la leche o el aceite (de tan bajos que son, quienes lo producen, no cobran ni para cubrir sus costes) no siempre se replican en otros alimentos. Los supermercados juegan con su poder de atracción y con nuestra voracidad compulsiva, dos ingredientes que nos confunden, y acabamos adquiriendo cosas innecesarias iluminadas en sus mejores estanterías -y no siempre comestibles. De la misma manera que caemos de cuatro patas frente a ofertas innecesarias, sucumbimos a otras que nos hacen comprar más de la cuenta: ofertas 2 x 3, un 25% extra o tamaño maxi. Al final, admitámoslo, una parte importante de lo pagado acaba en la basura. Arrojamos comida y ahorros.

549webPor el contrario, los puestos del mercado municipal o las pequeñas tiendas del barrio, pueden ofrecernos tanta o más variedad que la jaleada por las grandes superficies. Entre todas ellas no es complicado encontrar lo que se necesita, al precio que se busca, pero sobretodo ―lo confirman los responsables de Mercados Municipales de Barcelona― «es ahí donde se hace posible comprar justo lo que se necesita. Desde dos o tres huevos, si es el caso, a los gramos precisos de garbanzos recién cocidos».

La segunda razón tiene que ver con lo que se compra, y los criterios ecológicos bien entendidos –aunque se suele afirmar lo contrario-  son aliados para abaratar el importe total del ticket. Las cooperativas de consumo, las cestas semanales, la compra directa o los mercados campesinos, nos devuelven a la alimentación de temporada de cada uno de nuestros territorios. Cuando llega el momento de los pimientos o de las coles, comeremos pimientos o coles que, sin kilómetros ni excesivos intermediarios, presentan en ese momento precios muy razonables. Y si en ocasiones encontramos que los productos de estas cestas responsables resultan más caras que productos similares de la agroindustria convencional, los primeros, libres de pesticidas, son mejores para nuestro organismo, que nos lo agradece. Más sanos y fuertes, se reduce el gasto sanitario. La administración -es decir los bolsillos de todas y todos- bien que conoce los costes derivados de enfermedades relacionadas con una mala alimentación.

Por último, la tercera de las razones del ahorro es una de las más habituales e importantes recomendaciones de la alimentación ecológica, reducir el excesivo consumo de carne de nuestras dietas. Son muchas e inaceptables las repercusiones generadas para ofrecer proteína animal muy barata a una pequeña parte de la población mundial. La ganadería industrial utiliza la mitad de las cosechas del mundo para el engorde de sus animales; es responsable de la deforestación de millones de hectáreas de selvas y bosques; exige un elevado consumo de agua que condiciona sus reservas futuras y, lo más dramático, priva a millones de personas de países del Sur de sus formas de vida y de una suficiente nutrición. Con menos carne en la dieta (y cuando se compre que sea ecológica, sana, de animales ni enjaulados ni enfermados, de pequeñas y pequeños productores locales) estas familias solidarias han encontrado, de rebote, otra forma de no disparar el gasto alimentario.

Lo hemos dicho en muchas ocasiones, los valores que no tienen precio, como la justicia social o el cuidado del medio ambiente, son argumentos fundamentales que deben llevarnos a revisar nuestra particular alimentación. Y aunque en algunos casos cabe hacer un esfuerzo para disponer de productos locales y ecológicos a precios más asequibles, ahora podemos decir también que el precio que pagamos por esta alimentación responsable no debería de ser un limitante.

Curioso, pero con menos gasto mejores resultados para nuestros hogares y para la  salud del Planeta. Que no tiene precio.

 

32 comentarios en “Ahorrar sin ir al súper

  1. Gracias, Gustavo. En la experiencia de convivencia comunitaria que tres personas hicimos el año pasado en el madrileño barrio de Aluche pudimos comprobar lo que dices: es posible alimentarse de forma más sana, más solidaria, más respetuosa con la Naturaleza ¡y más barata! Es verdad que los tomates ecológicos son más caros que los producidos industrialmente, pero, globalmente hablando, la forma ecológica de alimentarse es más barata. Por lo que tú dices: carne poquísima; pescado muy poco, muy pocos «extras», nada de bollería industrial y dulces los justos (y de producción casera). Y lo revelador es que alimentarse de esa manera no solo es más sano, sostenible… y más barato sino que también es más gratificante. El reto no está en mostrar que uno puede alimentarse así sino en mostrar que uno puede comer rico y variado todos los días alimentándose así. Quien lo prueba lo comprueba.

    • Y porqué un tomate ecológico es más caro ?no tiene sentido.Cuesta lo mismo producir un tomate ecológico que uno de los otros .

      • No cuesta lo mismo producir un tomate convencional que uno ecológico. Las tasas de certificación, el plantel, los insumos utilizados, todo es más caro que en convencional. Si además a eso le sumas que normalmente se trabaja con variedades en las que prima más la calidad que la producción de la planta te da como resultado ese aumento de precio. Por otra parte, la agroecología también se preocupa de que el agricultor reciba un precio justo por su trabajo y no se especule con el precio.
        Para el trabajo que dan los tomates, si se pagara un precio verdaderamente justo, tanto el convencional como el ecológico serían productos de lujo 😉

      • Hola Gustavo. No , no cuesta lo mismo producir un tomate industrial que uno ecológico. Al producir tomates de forma intensiva o industrial, se está dopando a la tierra para extraerle todo su poder fertilizante mediante químicos de síntesis malos para la tierral el agua y para tu salud. Si bien puede que tengas razón en lo del coste, la producción intensiva produce mucha más cantidad que la ecológica. Además, el tomate industrial se produce y se mantiene con unas condiciones laborales pésimas. En fin, hay mucho que investigar sobre la agricultura intensiva, sobre los químicos y sus efectos tanto para la salud como para el medio ambiente etc etc. Cuestión de que te guste.

        http://www.ladyverd.com

      • Es más barato un tomate procedente de la agricultura convencional porque una parte de los costes, que son reparar los daños hechos al medio ambiente y a la salud de los consumidores, los asume la sociedad y no la cadena de producción. Si se tuviesen en cuenta estos costes, sería problablemente más barata la agricultura ecológica. Es un poco si para pintar las paredes de una casa hubiesen dos tipos de pintores. El convencial, que directamente empieza a pintar a saco sin poner protecciones. Tendrá un presupuesto muy barato, pero dejará la casa llena de polvo y con gotas de pintura en el parquet, trazas de pintura en el techo, etc. El pintor ecológico se pasará el primer día poniendo protecciones en el suelo, los muebles, poniendo cinta para no pintar donde no se debe. Naturalmente su presupuesto será más caro, peró dejará la casa tal como la encontró. Ahora el pintor convencional puede actura así porque es la comunidad de vecinos la que se encarga de reparar sus guarradas. Pero si tuviese que añadir en el presupuesto el coste de quitar las manchas de pintura, quitar el polvo, rehacer los ajustes mal hechos, saldría más caro que el del pintor ecológico.

  2. Pertenezco a un grupo de consumo y a la vez tengo un pequeño huerto de autoconsumo, así que desde hace meses mi gasto en comida se ha reducido totalmente. En muchos grupos se ha puesto en práctica la moneda social, por lo que el ahorro se multiplica más todavía. Son pequeñas iniciativas que unidas harán que la economía cambie.

  3. entre lo que comentas, la disminución del consumo de carne me parece lo más valioso. Supone también ahorrar mucho dinero en la cesta de la compra, ya sea en hipermercado o mercado municipal.

  4. Hola Gustavo: Sabes que como casi siempre coincidimos; el problema surge cuando me viene a la memoria la experiencia de Jossua Well, el famoso violinista que con su Stradivarius se puso a tocar, una mañana, en la boca del metro de Wansington y nadie le reconocía cuando tocaba las mismas sonatas de Bach, que días antes había tocado en un local cerrado y por oírlo tuvieron que pagarse un mínimo de 100 dólares. La razón… La prisa de la gente que pasaba para llegar a sus distintas ocupaciones… La moraleja es que la generalidad andamos «ciegos» y «sordos» por la vida; y ni siquiera, en lo que a comida se refiere, nos molestamos en leer las etiquetas de lo que compramos… Lamentablemente en el mundo «civilizado» se han perdido esos valores que pones en énfasis en tu articulo. FCA, desde Ecuador.

  5. En un viaje mochilero a Italia en Roma y en Siena vi las tipicas tiendas de saco de garbanzos, chorizos colgados en el techo y bascula metalica enorme aceite de oliva a granet etc, esas que en España ya no se ven , por lo menos en Valencia.Que envidia me dio, como cuando era nano y cambiabamos los cascos de las gaseosas SIGLO.
    Luego cai y pense que muchas cayeros y desasparecieron por CARREFOURES etc pero otras fue por la propia Avaricia del vendedor, veias como el tendero cambiaba su renault por un Audi y el hijo por un Golf y se dejaba de cuidar a los clientes ,no se si me hago entender, seria el primero en volver a esas costumbres pero deberia darse unas cirscunstancias muy concretas.

    De verdad que hecho de menos esas costumbres

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  8. Totalmente de acuerdo en todo lo que comentas en el artículo. Formo parte de un grupo de consumo desde hace tres años y estamos ahorrando dinero en las compras, comemos muchísimo mejor. Y todo es porque nunca vamos al súper, allí simpre acabas comprando cosas que no necesistas pero que te hacen creer imprescindibles.
    Por cierto ayer inauguramos nuestra tienda online de ropa infantil ética, sostenible, justa y orgánica. Si a alguien le interesa es http://www.biobuu.com
    Muchas gracias!

  9. Creo que este escrito deberia estar mas al alcance de las personas. Hay michos programas de t.v que son perjudiciales,vacios…y podian ser sustituidos por otros con finalidad educativa y civica
    O

  10. Un compañero de mi grupo de un consumo (Surco a Surco, http://sindominio.net/wp/surcoasurco) ha elaborado un excel en 2012 en el que ha anotado el peso de la verdura que venía en nuestra cesta semanal. Luego, cada semana también, ha bajado al súper (Supersol y Dia) y ha anotado el precio de esas verduras.

    Su excel compara el precio de nuestra cesta de verduras versus su precio en Supersol y Dia y la conclusión al final del año es demoledora: «comprar ecológico no sólo es más rentable en términos de sostenibilidad, sino que también lo es de cara a tu bolsillo».

    Nuestra cesta de verdura ecológica es más barata que la verdura transgénica/industrial del supermercado. Hay que empezar a desmontar los mitos. Eso sí, ahora en enero no tocan tomates ni pimientos, sino coles lombardas y repollos. Asumir esto al principio resulta muy desconcertante en términos culinarios, pero después de un año consumiendo en verde, es muy enriquecedor para nuestra cocina.

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  12. Pingback: Ahorrar sin ir al súper: más sostenible y más barato | Red Ecofeminista

  13. Este artículo refleja unas verdades, Para apoyar el contenido de este artículo os cuento nuestro caso (pareja).
    Vivimos en Granada y gastamos 600 € al mes (425 alquiler, 30 facturas), el resto para comida que va repartida entre 50€ para una cooperativa Agroecológica (Hortigas), 25 € quesos, leches y huevos de otra cooperativa (La república del manzano) y algo va el aceite y vinagre (para comer y limpiar) y otras necesidades básicas comprando las cantidades necesarias de negocios de nuestro barrio. El secreto en gastar menos está también en la organización y la afición a la cocina y saber hacer conservas….
    Pues, si se puede vivir con poco dinero (aunque la vivienda nos chupa la sangre) y comer bien, está comprobado en nuestro caso y en el caso de much@s colegas.

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  15. Seria muy comodo que pudieramos pedir nuestra compra del productor al consumidor. Me gustan las tiendas pequeñas, donde te atienden y te aconsejan

  16. Ojala tuvieramos mas comercios como estos y la buena y sana costumbres de comprar productos naturales . a precios naturales- porque tambien en esto hay muchos engaños, claro España es diferente y asi nos va

  17. Desde mi punto de vista no tiene que ser mas cara una hortaliza ecológica que una convencional siempre y cuando el agricultor sea el que venda al consumidor sus productos. Esto lo digo por experiencia propia pues llevamos produciendo hortalizas ecológicas desde hace 10 años en Bétera Valencia .
    Nosotros hacemos nuestrso insumos NO comparamos nada .
    Tenemos un Proyecto de Agricultura de Responsabilidad Compartida que esperemos que fructifique (que pueden ver el la web que es )…. que si se extiende a toda España..otro gallo cantaría
    Saludos

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