Estragoceno

El día 6 de este mes pude ver en la página web de una cadena televisiva las imágenes de un orangután corriendo sobre un gigantesco árbol talado para desafiar valientemente a la excavadora que trabajaba en la retirada de lo que ya era una simple mercancía. Este suceso es una pequeña muestra de lo que, desde hace décadas, está sucediendo en Indonesia. Una tala continuada de los bosques y selvas (en otras ocasiones, incendios provocados) para obtener tierras fértiles donde poner en marcha plantaciones de palma africana en régimen, nunca mejor dicho, de monocultivo. El fruto de la palma africana permite la extracción del aceite de palma, muy utilizado en la industria agroalimentaria y como ingrediente fundamental del biodiésel con el que llenamos los depósitos de nuestros automóviles.

La noticia referida aparece en una sección denominada ‘curiosidades’. ¿Seguro? En realidad, y científicamente hablando, lo correcto sería hablar de curiosidades muy habituales. De hecho, terriblemente habituales.

Como podemos leer en el informe ‘La distribución de la biomasa en la Tierra’ del Instituto Weizmann de Ciencias y del Instituto de Tecnología de California, publicado el pasado 21 de mayo, el surgimiento de la civilización humana ha causado la desaparición del 83% de los mamíferos salvajes que ahora solo representan el 4% del total de mamíferos terrestres. El otro 96% se reparte entre el ganado, que son el 60%, y el propio ser humano, que somos el 36%. Lo doméstico, al servicio de lo humano, ha acabado con lo salvaje.

La caza de grandes mamíferos cómo el mamut desde tiempos cavernarios para la alimentación de nuestra especie, hasta la caza actual para sesiones fotográficas pasando por el exterminio de los bisontes, es uno de los factores. Otro, fundamental, y el más beligerante en los últimos 50 años, es la expansión de la agricultura industrial, que a base de monocultivos como el de la palma, o el del maíz y el de soja para alimentación del ganado están acabando con el hábitat de las especies salvajes. Y no solo de mamíferos. El abuso de pesticidas en esta trágica manera de entender la producción de alimentos es responsable de la desaparición de muchos otros animales, como muchas especies de insectos y de aves. La pesca industrial, copia fidedigna de la agricultura industrial, es corresponsable de la pérdida del 80% del total los mamíferos marinos.

Pero, ¿y el árbol talado sobre el que vemos al orangután? Ese árbol en breve hecho celulosa o quemado en una central eléctrica también es una especie en extinción. El estudio contabiliza la pérdida del 50% de la biomasa total de las plantas.

Esta época geológica, donde el ser humano es el mayor condicionante de la vida en el planeta se la conoce como Antropoceno. Algunos autores buscan nombres que definan la raíz de esta situación y hablan del ‘Capitaloceno’, en referencia al capitalismo o ‘Faloceno’, pensando en el modelo patriarcal de dominación de la naturaleza. Yo me aventuro con otro muy realista, el ‘Estragoceno’, porque somos una plaga que todo lo destruye.

El Periódico de Catalunya, 16 de junio 2108. Gustavo Duch

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4 comentarios en “Estragoceno

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  2. Estoy absolutamente desolada, desde que he nacido. No me siento como la mayoría depredadora, cruel e irresponsable. Yo amo, yo respeto, yo tengo compasión y empatía. Imagina cómo sufro con la destrucción masificada y sistematizada de la vida en nuestro muy amado planeta. De tanta estupidez y crueldad……….no veo ninguna alma grande ni transformadora en la alta política, en ninguna parte. El «sistema» está diseñado para que la gente de bien no llegue nunca al poder…sólo llegan los mediocres y los x.

  3. Con todo el respeto y consideración, y con la responsabilidad que merece una gran amiga experta y amante de los animales no humanos, y esos animales mismos, es más correcto decir animales silvestres, pues salvajes, lo que se dice salvajes, nadie lo es más que nosotros mismos, capaces de matarlo todo por placer, o de callar por miedo a discrepar, o de disfrutar como espectadores de la máquina de insensibilizar.
    Paradójica curiosidad también, a los ojos de un cacereño, recién llegado a «Quisqueya», hay proyectos dominicanos de Cooperación al desarrollo para proporcionar energía solar a comunidades de Haití, de manera que frenen la deforestación para calentarse o iluminarse. Chile y Argentina ya poseen los mayores depósitos del aclamado Litio de las baterías. Por «sostenibilidad» Miguel Arias Cañete, comisario europeo de energía, defraudador de Hacienda con sus almacenes de hidrocarburos, promueve con su institución la producción local europea, es decir, que se abran minas a cielo abierto, como el proyecto de Sacyr en Cáceres, a menos de 2 kms de la ciudad de los palacios construidos con el dinero de la invasión y las minas de América. En cualquier caso, sea donde sea, las baterías serán Made in China. Seguro. Curiosidades..

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